Inflar las llantas con nitrógeno en lugar de aire tiene algunas ventajas:
Estabilidad de presión: El nitrógeno se expande y contrae menos que el aire con cambios de temperatura. Esto puede resultar en una presión de llanta más estable a lo largo del tiempo, lo que podría mejorar el rendimiento y la seguridad del vehículo.
Menor pérdida de presión: Las moléculas de nitrógeno son más grandes que las del oxígeno, por lo que el nitrógeno tiende a escapar más lentamente a través de las paredes de la llanta. Esto puede significar menos necesidad de ajustes frecuentes de presión.
Menos humedad: El aire que normalmente se usa para inflar llantas contiene humedad, que puede condicionar el rendimiento del neumático al expandirse y contraerse con los cambios de temperatura. El nitrógeno, al ser seco, elimina este problema, lo que puede ayudar a prevenir la corrosión interna de la llanta y los problemas relacionados con la humedad.